En nuestro país en donde la desnutrición ha sido un problema ancestral, la gordura en los niños era signo de buena salud. “Esta chula de gorda” o bien el pensamiento popular de que “un niño gordito es un niño sano”, era motivo de orgullo de las madres y abuelas.
Un niño gordo se consideraba sano, feliz, bonachón y simpático, o al menos eso se creía. Al fin y al cabo que al llegar a la adolescencia darían el “estirón” y por lo tanto mejoraría su estado físico.
Aquellos niños que eran flacos, se suponía que eran niños enfermos, por lo que se les daba vitaminas, suspensiones, atoles con el fin de ponerlos gordos y sanos.
Hoy sabemos que no hay niños gordos sanos, que el sobrepeso y la obesidad son enormes problemas de salud pública, que las personas que sufren ésta enfermedad son objetos de burla y de discriminación, además que están expuestos a padecer graves enfermedades.
La mala alimentación, así como el estilo de vida sedentaria son las principales causas de la obesidad infantil.
Este tema es relevante en el ámbito de la educación, pues la obesidad es un problema, porque si no se educa a los niños para que coman adecuadamente, puede ocasionar graves problemas de salud.
Si tomamos en cuenta que la educación enseña formas de hacer y de ser, es fundamental educar a los niños en hábitos saludables.
Como pedagoga es oportuno propiciar una reflexión dentro de la sociedad, en especial sobre los padres de familia para poder llevar una vida más sana y de esta manera evitar las complicaciones que trae consigo la obesidad.
Etiquetas: Obesidad
Al trazar un plano de la comunicación/educación podemos encontrarnos con: los atravesamientos que hacen hincapié en las relaciones entre las instituciones educativas y los horizontes culturales, los que se proyectan vinculando la educación con los medios de comunicación y los que vislumbran el lazo posible entre educación y nuevas tecnologías.
Con respecto a las instituciones educativas y los horizontes culturales, es posible observar un énfasis en la posición que adoptan las instituciones educativas frente a los “horizontes culturales”, ya que estos pueden ser entendidos de un modo sustancial, como imbricados, en pugna y en conflicto dentro de escenarios comunes y en procesos complejos de desorden y descentramiento cultural. La cultura es un campo de lucha por el significado en el que se reflejan una multiplicidad de valores, voces e intenciones.
El segundo modo es atravesar el territorio de comunicación/educación, comprende el enfoque funcional culturalista que emprende el estudio sistemático de la comunicación como un hecho cultural, en el enfoque latinoamericano procura transformar los medios de información en medios de comunicación, promoviendo la criticidad y el dialogo. Los medios utilizados cumplen una función meramente instrumental como apoyo, soporte o refuerzo de la enseñanza.
El tercer modo es a través de trayectorias en su mayoría emergentes o potenciales, no consolidadas suficientemente, que confirman la dispersión y la diversidad debido a la correspondencia con servicios educativos cuyos usuarios pertenecen a sectores sociales distintos; las ventanas por las que es posible acceder a la relación entre tecnologías y educación se refieren a diferentes zonas que muchas veces se entrecruzan y entremezclan y que dan cuenta de la complejidad del problema.
La escolarización designa un proceso en el que la escuela se va constituyendo como institución destinada a producir una manera organizada los procesos de socialización, de habilitación para funcionar cotidianamente y de transmisión y uso de conocimientos. Con la escolarización se ha producido un sentido fuerte que podemos nombrar como “educación para la comunicación”. Que contiene la creencia d que la comunicación implica transparencia entendida como claridad, esto es: como acuerdo, como posibilidad de retroalimentación, como construcción de una comunidad ideal de comunicación, como interacción microeconómica.
Es por esto que necesitamos considerar a los educandos como sujetos que luchan por un imaginario democrático en la educación mediada por la tecnología, que no importa la clase social o el nivel cultural, ya que permite una reconstrucción en todos los sentidos de la educación.
HUERGO, Jorge (2000) “Comunicación y Educación: Itinerarios Transversales”, en Comunicación-Educación, coordenadas abordajes, travesías, Bogotá, Universidad Central.
(pp. 3-25).
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