En cada época, cada cultura concibe a la educación de diferente manera dependiendo la sociedad. Cada paradigma nos conduce a imaginar distintas utopías de un mundo idealizado. Toda aventura humana importante, ya sea en el campo científico, religioso, político y pedagógico supone de entrada una utopía. El hombre no puede ser cabalmente un ser humano si no tiene visiones utópicas, aunque cada uno tenga de esas visiones una concepción diferente.

En el mismo sentido de las narraciones extraordinarias de la época medieval y el espacio abierto por el descubrimiento de un Nuevo Mundo a la imaginación, son factores que estimularon el desarrollo de la utopía y los paradigmas. Para algunos filósofos, el ser humano es esencialmente un ser utópico. Por un lado, la necesidad de imaginar mundos mejores es exclusiva de la especie humana y, por otro, esta necesidad se presenta de forma inevitable.

"El mundo no ha cambiado nada" Evidentemente, la historia de la antigua civilización romana intentaba hacer un paralelo entre las tensiones de la guerra greco-troyana y el orden actual que involucra un conflicto con las utopías y los paradigmas del mundo. Con este hecho comienza a generarse una de las más destacadas epopeyas del mundo occidental, y a revestirse de variadas interpretaciones el mito griego que junto con otras leyendas se fue constituyendo para dar explicación a las quimeras y supersticiones, de las que nuestra cultura es heredera.

“Una sola decisión de un solo hombre le hubiera dado un giro a todo nuestro conocimiento. Una sola decisión habría cambiado el rumbo de la historia, de la vida, de nuestras tradiciones, opiniones, legados y paradigmas”.
Así, la noción de paradigma representa un esquema teórico, de un sistema o de una realidad compleja, en un método operativo, que repite la experiencia, la cuantifica y la mide, que se elabora para facilitar su comprensión y el estudio de su comportamiento.

“Con la noción de realidad o visión del mundo que nace del consenso, la exclusión de los fenómenos ilusorios —o acotación de la realidad— y las reglas de juego mental y operativo, se tiene configurado un paradigma.”

Sin embargo, cada sociedad posee su propia visión de la realidad, del mundo, de sí misma, de la relación con su pasado, con la naturaleza y con lo que ansía conseguir.
En este sentido, Homero nos presenta un modelo consensado de la realidad de su tiempo; lo mismo que más tarde Platón y Aristóteles.




La filosofía medieval se nos presenta, la mayor parte de las veces, como si estuviera dominada completamente por la autoridad aristotélica. En la Edad Media a la manera de Aristóteles, él se convertiría en el representante de la verdad, en el príncipe de los que saben y sobre todo de los que instruyen.
¿Pero qué entendían los griegos y los medievales cuando hablaban de teoría? ¿Sería nuestra concepción del mundo igual si hubiéramos conservado una inclinación inamovible del concepto tal y como ellos lo manejaban?

Planificar, resolver problemas, mejorar la eficiencia, reducir los errores; todo esto depende de que el hombre sea capaz de tomar e implementar decisiones correctas. Decidir sobre algo significar hacer una elección o llegar a una conclusión y ninguna de las dos cosas es fácil. A veces hay que tomar decisiones muy difíciles, pero es vital poder tomar decisiones correctas, porque el bienestar, incluso la supervivencia, depende casi enteramente de la calidad del proceso de la toma de decisiones.

Si se siguen estas observaciones acerca de lo que en su significado primitivo encarna la palabra teoría, queremos entender por dicha palabra: algo así como una serie de leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos; o bien un sistema deductivo en el que se obtienen ciertas consecuencias derivadas de la conjunción de hechos observados con hipótesis fundamentales; y no aquello, tan vivo, que se encuentra en el campo de la estética que posee la riqueza de afectar a miles de espectadores a un tiempo, y de estimular sus emociones.

Veamos ahora qué significa pedagogía. Esta palabra también deriva su significado del griego paidagogéo enseñar, instruir; educar niños; dirigir, seguir paso a paso, ser pedagogo, gobernar, que a su vez tiene su origen en la palabra, paidiá, paideia, que significa, diversión, juego de niños, entretenimiento, broma.

La filosofía platónica busca la unidad, en el conocimiento del orden y de la armonía, la estética, en la inteligencia del alma humana o, del universo o, de la política, o bien de la unidad suprema que es el Bien. Si el ser humano es bien formado, queda incapacitado para la indiferencia, se escandaliza, protesta, se indigna y hace juicios severos sobre sí mismo; pronto le llega, sorpresivamente y de manera original, la teoría pedagógica, la que tendría que recuperar a aquellos que estaban en la mesa, en la calle, y en la vida, en las manifestaciones sociales, artísticas y científicas, porque el objeto de estudio de la teoría pedagógica trata el proceso del desarrollo de la vida del ser humano, quien no sólo conoce porque recibe impresiones, o porque guía su razón con método, o porque mantiene su razón dentro de los límites de la experiencia posible, sino porque transgrede su mundo, lo inventa y lo recrea.



Escalera Bourillon Jeannete "Tejiendo redes para compartir el mundo"
LA MANZANA DE ORO, UNA DESICIÓN DIFERENTE Disponible EN: edu@upn.mx Revista Universitaria Págs. 18 a la24

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